Aquí nos tienes, hermana Santa Rita, dispuestos a dar comienzo a tu novena. Queremos meditar tu vida y recorrer a tu lado el camino que te condujo de Rocaporena a Casia y de Casia al Cielo. Vamos contigo, santa nuestra, ven con nosotros ¡Abogada de los imposibles! y ruega por todos tus devotos del mundo entero.
De camino a Rocaporena
En el corazón verde de Italia, la Umbría, nos encontramos con una pequeña aldea llamada Rocaporena que dista cinco kilómetros de Casia.
El camino a Rocaporena tiene una simple y particular belleza natural que el viajero no se cansa de admirar: el continuo serpentear entre los valles y los montes rocosos; el murmullo a veces suave del río Corno, que en algunos lugares de su curso moja casi tímidamente las piedras, cautiva la mirada del que pasa.
Cuentan los habitantes de Rocaporena que en la antigüedad una mujer llamada Porrina profetizó:
“De estas piedras graníticas saldrá a la luz una piedra preciosa que será grande… Multitudes vendrán a glorificar a Dios eterno. Y este angosto y pobre valle tendrá nombre sagrado en el mundo”.
Con el paso del tiempo los rocanos vieron el cumplimiento de esa profecía al darse cuenta que la pobre e insignificante Rocaporena se había hecho famosa en el mundo.
Ciertamente aquel “angosto y pobre valle” se convirtió en lugar sagrado.
Aún hoy se pueden ver las multitudes de peregrinos que acuden de distintas partes del mundo para glorificar a Dios y para darle gracias por el regalo que nos ha hecho al darnos a Santa Rita, piedra preciosa de Rocaporena y perla de la Umbría.
El viejo sendero de Santa Rita que une Casia con Rocaporena
Río Corno
"Multitudes vendrán a glorificar a Dios eterno".
Claro que sí, porque nos regaló a Rita, preciosa piedra...
Rita, regalo del cielo
A mediados del siglo XIV vivían en Rocaporena Antonio Lotti y Amada Ferri dos buenos esposos que se amaban con entrañable afecto y llevaban una vida ejemplar.
En el Proceso de Canonización de Santa Rita leemos que los padres de ésta eran “muy dados a la oración y sumamente compasivos de las necesidades del prójimo, a quienes socorrían si eran pobres, visitaban si eran enfermos, o convencían de sus yerros e ignorancias, lo cual les granjeó el crédito y la estima que llegaron a conseguir…mereciendo por sus buenos oficios el glorioso dictado de pacificadores…”
Eran miembros de una institución que cumplía una importante misión social.Los llamaban “Pacificadores de Jesucristo”, ya que su fin principal era el sosegar los odios tan abnegada tarea sólo podían pertenecer a los Pacificadores de Jesucristo personas verdaderamente cristianas, de fe profunda y de gran autoridad moral para armonizar a los querellantes.
Los años de la vida matrimonial de Antonio y Amada transcurrían y el sueño de tener descendencia parecía que no llegaría nunca a realizarse. Sin embargo no dejaron de confiar que para Dios todo es posible.
Estos fueron los padres de la Abogada de los imposibles y Santa de la paz y del perdón heroico.
Vista actual de Rocaporena
Sendero que conduce a Casia.
La “margarita” de Rocaporena
En el año 1373 nace Rita y a los pocos días de nacida sus padres la llevan a Casia para bautizarla. Esta peregrinación de Rocaporena a Casia tuvo su sentido porque la actual y cercana parroquia de San Montano, en aquellos años, no tenía pila bautismal por ser capilla.
Al llegar a Casia subieron a la colina de San Agustín, entraron en la iglesia y se celebró allí el bautismo.
La bautizaron con el nombre Margarita. Como expresión de cariño, Antonio y Amada abreviaron su nombre llamándola Rita.
Margarita es un nombre latino que en su correspondiente griego significa: “perla”; el mismo indica también “flor del prado”símbolo de sencillez y humildad.
En la antigua lengua tibetana su nombre “Mauyari” quiere decir tres cosas: “campana”,“vida que florece” y “perla preciosa”.
“Margarita” en el significado tibetano de perla, perla preciosa, alude a una persona excepcional. Se le puede decir así a una mujer que se distingue por su belleza, sensibilidad, educación, afabilidad, inteligencia y honestidad de costumbres: una verdadera perla.
Es curioso darnos cuentas de las coincidencias etimológicas de su nombre con su vida misma, sin olvidarnos que en el momento de su muerte sonaron a fiesta las campanas y el pueblo la llamó: “Perla preciosa de Umbría”.
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