Patrona de los pobres y de los enfermos
Entre los más variados títulos con los cuales se venera a la Santa de Casia, está el de “Patrona de los pobres y de los enfermos”.
Una vez viuda y sin hijos, Rita no se encerró en su casa para auto-compadecerse, sino que enfrentó el sufrimiento sin evasiones ni estancamientos. En la aceptación y ofrenda de su dolor encontró la vía del amor y de la sanación interior, recuperando la alegría de servir a Jesús en el prójimo.
Rita viuda descubrió que esta nueva etapa de su vida le ofrecía un modo diverso de realización y de felicidad. Siguiendo el ejemplo de San Nicolás de Tolentino, Rita oraba por sus difuntos con inmensa ternura pero sin el dolor de quien piensa que los ha perdido para siempre, sino con la esperanza de reencontrarlos “en Aquel en quien nada se pierde”. (San Agustín).
La Santa de Rocaporena, cual mujer fuerte “guardó memoria a sus muertos y gastó en los vivos su tiempo”. (Himno de Santas Mujeres)
Acudía al “Lazareto” para visitar a los enfermos que allí encontraban refugio y atención.
Socorría a los pobres con quienes compartía sus bienes y consolaba a los tristes invitándolos a la esperanza.
Aún hoy, en el Santuario de Santa Rita en Rocaporena, se puede ver a modo de reliquia, un manto que le pertenecía y al cual renunció para dárselo a un necesitado.
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