miércoles, 6 de mayo de 2015

San Agustín nos señala un programa de vida

DIOS


Todo ha comenzado con ÉL. Es la historia de un Amor que ha creado cielo y tierra, que ha creado nuestro corazón y que habitando en nuestro interior nos pide amarlo. El Amor es Dios.

“Dios os ha dado todas las cosas. Amad a Aquel que las ha creado”.
(Comentario al Evangelio de S. Juan 2,11)

“He buscado algo para amar, pues estaba enamorado del amor. Había hambre dentro de mí por la falta de alimento interior que no es otra cosa sino Tú, mi Dios”.
(Confesiones 3,1)

“Solo te amo a Ti, Señor. Solo te busco a Ti. Solo quiero ser poseído por Ti.”
(Soliloquios 1,1)

“ ¡Oh eterna Verdad, Amor verdadero, eternidad deseada!. ¡ Tu eres mi Dios; por Ti suspiro día y noche!
(Confesiones 7,10)

“Nos has creado para Ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en Ti”.
(Confesiones 1,1)

“Señor, ¿Qué es lo que amo cuando te amo? … Amo una cierta luz y cierta voz; amo cierto perfume y cierto manjar; amo cierto abrazo y cierto beso. Esto es lo que amo cuando amo a mi Dios, que es luz, voz, fragancia, comida, abrazo y beso. En Él mi alma ve lo que le espacio no puede abarcar.
En Él escucha lo que el tiempo no borra. En Él huele lo que el viento no esparce. En Él gusta lo que el apetito no consume. En Él abraza lo que la saciedad no calma. Esto es lo que amo cuando amo a mi Dios.
(Confesiones 10, 8)




LA VIDA INTERIOR


¿Dónde podemos encontrar a Dios? Ya lo hemos dicho: su casa es nuestro corazón; en nuestra interior habita el Amor. Está escrito: "Mira que estoy llamando a la puerta. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo" (Ap. 3,20). Regresamos a habitar nuestra casa interior, encontrando el Amor y la Verdad.

“Penetra en tu corazón y examina lo que quizás percibas allí de Dios, porque allí se encuentra la imagen de Dios; en la interioridad del hombre habita Cristo, en tu interioridad eres renovado según la imagen de Dios: en su imagen reconoce a tu creador”.
(Comentario al Evangelio de San Juan 18,10)

Dios vive en nosotros, “ más íntimo de cuanto hay en nosotros de más íntimo…”.
(Confesiones 3,6)

“Tarde te amé , hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé !. Tú estabas dentro de mí y yo estaba fuera, y por fuera te buscaba … Tú estabas conmigo pero yo no estaba contigo”.
(Confesiones 10,27,38)

“… debía entrar en mi mismo; y pude conseguirlo porque Tú, mi auxiliador, me ayudaste. Entré y con la mirada del alma y por encima de mi alma y de mi inteligencia, ví la luz inmutable del Señor. Quien conoce esta luz conoce la Verdad, y con la Verdad la eternidad: ¿el amor la conoce!”.
(Confesiones 7,10)

“No salgas de ti mismo sino regresa a ti mismo. La verdad está en tu mas íntimo yo. Y si ves que tu naturaleza cambia continuamente, vete más allá de ti mismo. Vete hacia aquella fuente donde la luz de la razón misma recibe la propia luz.”
( La Verdadera Religión 29,72)



LA ORACIÓN

Es nuestra íntima unión con Dios para la cual no son necesarias muchas palabras, pero un constante deseo del corazón de estar con Él, de obtener de Él lo que Él ha dispuesto como nuestro mayor bien.

“Sea delante de Dios Padre tu deseo y el Padre que ve en lo secreto lo escuchará. Tu deseo es tu oración. Si el deseo es continuo tu oración es continua. .. Cualquier cosa que tú hagas, si en tu corazón existe siempre el deseo de Dios, tú no cesas jamás de rezar”.
(Comentario al salmo 37)

“La oración pura que sale de un corazón fiel será como incienso que sube desde un altar consagrado”.
(Enarraciones sobre el salmo 140,6)

“Señor has que te busque orando y que te ore buscándote”.
(Confesiones1, 1)

“Cuando oramos a Dios - bien en voz alta bien en silencio- nuestro grito debe venir del corazón”.
(Enarraciones sobre el salmo 118,1)

“No nos cansemos de orar, porque orar es sembrar… A su tiempo cosecharemos”.
(Comentario al Evangelio de San Juan 73,4)

“¡Padre Nuestro! Este es un grito del corazón, no de lo labios: resuena dentro de nosotros, resuena en el oído de Dios...¡Grite el corazón: Padre Nuestro!”.
(Sermón 156,15-16).

“Nosotros oramos, ahora, a Él, por Él y en Él. Nosotros hablamos con Él y Él habla con nosotros”.
(Enarraciones sobre el salmo 85,1)



LA PALABRA DE DIOS

Las Sagradas Escrituras son la fuente que nos permite conocer a Dios. Nuestra escuela para toda la vida, puesto que cuando creemos de haber terminado de conocerlo, solo entonces estamos comenzando.

“La profundidad de las Sagradas Escrituras es ilimitada. Aunque buscase estudiarlas a ellas y nada más desde la infancia hasta la vejez, con extrema tranquilidad, con el más incansable celo y con talento más grande que el que poseo, tendría todavía mucho camino que hacer para descubrir sus tesoros”.
(Cartas 137,3)

”Soy plenamente conciente y no tengo la menor duda de que te amo, Señor. Has herido mi corazón con tu palabra y te he amado”.
(Confesiones 10,6.8)


“Instrúyeme, Señor y ordéname lo que quieras. Pero antes de nada, cúrame y ábreme los oídos de tal forma que pueda escuchar tus palabras”.
(Soliloquios 26,4)


“Escucha la palabra de Dios y escóndela en tu corazón. Recoge mucho alimento durante los días alegres de tus veranos espirituales. Serás capaz de soportar los días difíciles de la tentación durante los inviernos de tu alma”.
(Sermones 38,6)

“Cuando entiendes algo de las Escrituras, es el amor que se manifiesta; cuando no logras entender, es el amor que se esconde. Los que poseen la caridad, pues, tienen lo que se manifiesta en las palabras divinas y lo que se esconde en ellas”.
(Sermones 350,2)



LA EUCARISTÍA

"Cualquier hombre que lleve un obrero a su viña podrá darle pan, pero no a sí mismo. Cristo se da a sí mismo a sus obreros; se da a sí mismo en el pan y se reserva a sí mismo como salario. No hay motivo para decir: ‘si le comemos ahora, ¿qué tendremos al final?’. Nosotros lo comemos, pero él no se acaba; alimenta a los hambrientos, pero él no disminuye. Alimenta ahora a quienes trabajan y les queda íntegro el salario. ¿Qué vamos a recibir mejor que él mismo? Si tuviese algo mejor que él mismo, lo daría, pero no hay nada mejor que Dios, y Cristo es Dios". San Agustín.

“Come la Vida. Bebe la Vida. Entonces tendrás la vida y esta estará completa. El Cuerpo y la Sangre de Cristo serán la vida para toda persona con esta condición: lo que se come visiblemente en el sacramento, debe ser comido espiritualmente en la verdad misma”.
(Sermones 131,1)

“¡Oh sacramento del Amor, signo de nuestra unidad y ligamento de nuestra fraternidad, todos los que desean la vida tienen aquí la fuente!. Permite que vengan acá y crean; únenos a Ti y haznos vivir”.
(Comentario al Evangelio de San Juan 26,13)

“Ahora cuando recibís la comunión, recibís el misterio de vuestra comunión en el amor”.
(Sermones, 272)

“La Eucaristía es pan de cada día. La fuerza que en él se simboliza es la unidad. Para que agregados a su cuerpo, hechos miembros suyos, seamos lo que recibimos”.
(Sermón 57,7)


EL ESTUDIO

Guiados por el Espíritu Santo que ilumina nuestras mentes, constantemente nos dedicamos al estudio de la Palabra de Dios, que nos revela los secretos del corazón del hombre y del Amor de Dios.


“Señor delante de Ti está mi conocimiento y mi ignorancia. Donde me has abierto, déjame entrar. Donde me has cerrado, abre cuando toque”.
(Sobre La Trinidad 15,51)

“Hay un maestro interior que nos enseña. Cristo es nuestro maestro y su inspiración nos enseña. Donde su inspiración y su unción escasean, en vano las palabras resuenan en nuestras orejas. Es dios quien hace crecer; su unción nos enseña todo”.
(Comentario al Evangelio de San Juan 3,13).


“Estudiar las Escrituras no es como correr en la llanura, sino es resoplar y respirar con afán como cuando se sube una escarpada montaña”.
(Cartas 82,1)

“Ya que con la verdad se conoce y se posee el sumo Bien, y la verdad es la sabiduría, contemplémoslo y poseámoslo en esa, y gocémosla”.
(Libre Albedrío 2,13,16)

“Como cristianos, nuestro fin es avanzar día a día hacia Dios. Nuestro peregrinar sobre la tierra es una escuela en la que Dios es el único maestro y busca buenos estudiantes, no perezosos.
En esta escuela cada día aprendemos algo. Aprendemos algo de los mandamientos, algo de los ejemplos y algo de los sacramentos. Estas cosas son remedios para nuestras heridas y materia para nuestros estudios”.
(Sermones 16a,1)




LA IGLESIA

En este continuo investigar, rezar, no estamos solos, somos parte de un único cuerpo, la Iglesia, esposa de Cristo y madre nuestra.

“María ha dado al mundo tu cabeza y la Iglesia te ha dado a luz. También la Iglesia es madre y virgen: madre porque está hecha de amor, virgen por la integridad de su fe.”
(Sermón 192, 2)

“Esta madre santa y espiritual les prepara cada día los alimentos espirituales mediante los cuales robustece no sus cuerpos sino sus almas. Les otorga el pan del cielo y les da de beber el cáliz de la salvación; no quiere que ninguno de sus hijos sufra hambre de esos alimentos”.
(Sermón 255a)


“Lo que el alma es para el cuerpo, lo es el Espíritu Santo para el cuerpo de Cristo, la Iglesia.
El Espíritu Santo es activo en toda la Iglesia, del mismo modo que el alma en todas las situaciones de cada miembro del cuerpo”.
(Sermones 267,4)

“Oh! Cuerpo de Cristo, Iglesia Santa, has que todos tus huesos digan: ¿Quién como Tú, Señor?”
(Enarraciones sobre el salmo 34, 14)


“Amamos a la Iglesia cuando permanecemos en la condición de miembros suyos y amamos”.
(Comentario al Evangelio de San Juan 32,8)

“Nosotros somos la Santa Iglesia. Entiendo nosotros que somos cristianos … todos los del mundo entero. Esta es la Iglesia Católica, nuestra madre verdadera, la esposa de tan gran esposo”.
(Sermones 213,7)



EL TESTIMONIO

Todo aquello que creemos y experimentamos con el corazón, en el corazón no se puede quedar escondido, pero debe resplandecer ante los hombres a través de nuestras buenas obras,… no para ser alabados, sino para que los hombres rindan gloria al Padre nuestro que está en los cielos. (cf. Mt 5, 14-16).

“Alabamos al Señor con la voz, con la mente, con las buenas obras”.
(Comentario al salmo 149, 1)

“Caminemos por medio de la fe, hagamos buenas obras. En estas actuemos de tal modo que sean un amor libre para Dios y un amor activo para el prójimo”.
(Sermones 41,9)

“Demos de comer en esta tierra a Cristo hambriento. Démosle de beber cuando tenga sed. Vistámosle si está desnudo. Acojámosle si es peregrino. Visitámosle si está enfermo. Son necesidades del viaje en el que Cristo está necesitado”.
(Sermón 236,3)

“Ama a tu prójimo y mira dentro de ti la fuente de este amor. Ahí verás a Dios…”
(Comentario al Evangelio de San Juan 17,8)

“El hielo de la caridad es el silencio del corazón; el ardor de la caridad es el grito del corazón”.
(Comentario al salmo 37)

“Pide con humildad a Dios el don del amor recíproco. Ama a todos, incluso a tus enemigos … para que siendo amados puedan llegar a ser tus hermanos y hermanas”.
(Comentario a la carta 1 de San Juan 10,7)


LA AMISTAD

Es la miel de la vida. Pero no existe verdadera amistad sin amor. Aprendamos la amistad de nuestro mejor Amigo, Cristo.

“Ella toma su nombre solo del amor; es fiel solo en Cristo y en él solamente puede ser eterna y feliz”.
(Contra 2 cartas pelagianas 1,1)

“No hay verdadera amistad si Tú no haces de aglutinante entre aquellos que están unidos a Ti por medio del vínculo del amor derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”.
(Confesiones 4,4,7)

Feliz el que ama al amigo en Ti, al enemigo por ti. El único que no pierde a sus seres queridos es el que los ama en Aquel que nunca se pierde”.
(Confesiones 4,9)

“Cuando estoy particularmente cansado por los malos acontecimientos del mundo, me lanzo, sin reserva, en el amor de aquellos que está cerca de mí.
Sé que puedo confiar mis pensamientos y mis consideraciones a aquellos que están en poder de las llamas del amor de Cristo y han sido fieles amigos para mí”.
(Cartas 73,3)




MARIA

“La Virgen María de su fértil seno y puro cuerpo a Aquel que se hizo visible para nosotros, e incluso ella fue creada por el creador invisible. Virgen en la concepción, virgen en el embarazo, virgen mientras llevaba en el seno a su hijo, virgen para siempre.”
(Sermones 186,1)

“Ciertamente, cumplió Santa María, con toda perfección, la voluntad del Padre, y por esto, es más importante su condición de discípula de Cristo que la de madre de Cristo. Por eso, María fue bienaventurada, porque antes de dar a luz a su maestro lo llevó en su vientre”.
(Sermón 25,7-8)


“La Virgen María fue más dichosa recibiendo la fe de Cristo que recibiendo la carne de Cristo … fue más feliz por llevar a Cristo en su corazón que en su carne.”
(Sobre la Santa virginidad 3,3)


“La Virgen le formó en su seno; formémosle nosotros en nuestro corazón. La Virgen estuvo grávida por la Encarnación de Cristo; que nuestras almas estén grávidas por la fe en Cristo. La Virgen dio a luz la salvación y la alabanza. No seamos estériles. Seamos fértiles para el Señor”.
(Sermón 189,3, 3)

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