sábado, 2 de mayo de 2015

Origen y fundación de la Fraternidad Ritiana

Un poco de historia...


El 20 de octubre de 1989 en el Santuario Arquidiocesano de Santa Rita de Casia (Montevideo), dos jóvenes: Raúl Díaz y Lucy Rocha, junto a otros hermanos de la comunidad parroquial dieron origen a la Cofradía de Santa Rita.
Tiempo después, el Arzobispo de Montevideo, Monseñor José Gottardi otorgó la aprobación de los estatutos Ad- Experimentum a dicha Cofradía.
En 1990 se fundan en Maldonado dos nuevas Cofradías, y más tarde otra en Florida. Todas dependiendo de la Cofradía de Montevideo, madre y sede de todas las otras.
El crecimiento y multiplicación de las Cofradías en el interior del país y el aumento de nuevos peregrinos que acudían al Santuario, motivaron, al entonces seminarista Raúl Díaz, a escribir unos nuevos estatutos dando así nacimiento a la FRATERNIDAD RITIANA.
 Inmediatamente, los devotos de Santa Rita de Montevideo comenzaron a confraternizar con los del resto del Uruguay en los que fueron llamados Encuentros Ritianos.
En tales instancias se proclamaba la Palabra de Dios, se escuchaban algunos testimonios de conversiones, incluso de algunos adultos que solicitaron los sacramentos de iniciación; como, así también, de ya bautizados que redescubrían su fe y se comprometían en la evangelización.

La reforma y los nuevos estatutos de la Fraternidad se adecuaron mejor a la realidad del momento.

Los ritianos de la ciudad de Maldonado y los de San Carlos significaron un aporte nuevo a la Fraternidad. Ellos se organizaron en su labor apostólica siendo un apoyo importante para los sacerdotes. Daban así ejemplo de trabajo motivando a toda la Fraternidad a caminar en esa misma dirección.

Desde los comienzos una característica de los Encuentros Ritianos fue  la alegría de pasar juntos un domingo en Fraternidad con la Eucaristía como centro, y además, poder escuchar algunos testimonios de hermanos que motivados por la devoción a la Santa de los imposibles daban un salto hacia una fe más madura y centrada en la persona de Cristo.

La Fraternidad Ritiana desde su origen presentó a Rita como ejemplo de seguimiento de Jesús. Y este aporte generó gran alegría en aquellos que la abrazaron como hermana y compañera de camino.

También desde el inicio se cultivó el amor a Cristo-Eucaristía, la devoción al crucifijo, pidiendo al Espíritu Santo el don de la contemplación y a Rita la intercesión y ayuda para crecer en esta práctica.

La Fraternidad Ritiana, que nació en una parroquia, encuentra en la vida parroquial su estilo de trabajo dejándose acompañar por los sacerdotes y apoyándolos en su labor pastoral.

El carisma agustiniano de la Fraternidad le viene de Rita agustina. Es por eso que cada hermano se esfuerza en vivir la interioridad en clave agustiniana, es decir, no como aislamiento o repliegue de sí mismo, sino como experiencia de buscar a Dios en el corazón, para luego ir juntos a Él por la vía de la fraternidad.

Interioridad y fraternidad son un binomio inseparable que dan sentido a nuestro ser ritiano, al estilo de Rita agustina.

Siguiendo con nuestra historia y el origen de nuestra fundación, vale recordar que el 5 de enero de 2001 en la ciudad de Casia, el padre Raúl Díaz Corbo, sacerdote del clero secular, recibió la correa agustiniana de manos de la Madre Abadesa del Monasterio de Santa Rita y ese mismo día se le otorgó el escudo de la Orden de San Agustín dándole así la bienvenida en la Familia Agustiniana.
El entonces superior de la Orden de San Agustín, padre Miguel Ángel Orcasitas, O.S.A. confirmó dicha admisión por escrito.

El 13 de noviembre de 2007, Adriana Porteiro Pérez, pronunció sus votos privados perpetuos como primera consagrada de la Fraternidad Ritiana Agustiniana.

La Fraternidad continuó su misión trabajando con corazón agustiniano, promoviendo la belleza de la liturgia, el arte cristiano, y difundiendo la devoción a Santa Rita de Casia.



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